jueves, octubre 2

¿Dónde estás?

Se me erizo el alma cuando te vi, tuve tanto miedo, el mismo que siento cada vez que te veo, tan bella, tan tú, tan especial, esta carta no es por inspiración, es por necesidad, es hambre del alma de decirte con una oración, lo que con palabras no logro hacerte entender, y cada mañana me abrazo al deseo, de que un día, de lluvia, suceda el milagro de caminar contigo en una playa mientras el sol va acariciando tu perfil...

miércoles, septiembre 24

Bailamos

Un tanto inquietante la danza de la luna, se mueve lenta y lentas las caderas se asoma y me guiña el ojo a la vuelta de cada esquina, detrás de cada casa y cada horizonte, al ritmo de danzón y a veces de un extraño pasito tuntún, se divierte alzándose la falda y el brillo de sus piernas azota la tierra y yo tiemblo imaginándola acariciar con sus picos en mi atmósfera tan mundana, tan humana, tan seca y tan incapaz de seguirle el ritmo a la bailarina que se sigue elevando rodeando con su ritmo a las estrellas, que desorientadas, se quedan fijas y pasmadas esperando el turno del siguiente en bailar el vals.

viernes, septiembre 19

Media Luna

Ella tiene un lugar dentro los bosques
donde ella se balancea cerca de la casa
en los arboles
Ella tiene un camino con animales
y me invita a liberarme ahí…
Hay un ejército de hombres
que matarían por ella
incluso las diosas miran
cuando ella se mueve
Los amigos nos suben
y algo abre el cielo
y esto nos llena con nada
para perder…
Ah nunca hemos estado en este lugar antes
no, no como es ahora mismo
y puede que nunca sepamos,
para que es esta noche…

Él tiene un modo de ser persistente
como un fantasma que no se marchará
Él tiene un lugar dentro del viento
Ah él está alrededor,
pero sé que él no se quedará…
Hay un ejército de estrellas
chocándose en la noche,
estaban ardiendo
pero de todos modos hacía frío
Así que los dioses se atreven a venir
y sentarse y hablar con nosotros
fuimos golpeados, nos aquietamos,
éramos valientes
Sí, por el momento, sólo tendremos
que sentarnos alrededor
pero nunca hemos estado
en este lugar
no, no como es ahora mismo
y nunca sepamos que es la vida
y una vida larga…

Así que por ahora,
sólo tendremos
que sentarnos alrededor
Sí, por el momento,
solo tendremos que sentarnos alrededor

sábado, septiembre 6

Ayer (psicodélica)

1. Creo que empecé a morir lento el día que vi una imagen tuya y me imaginé tu voz. Morirse lento es pensar en barreras de tiempo y blindajes de sueños, morirse lento es no ser la lengua que suba por tu ombligo hasta meterse por tu boca y le demos cien vueltas a este mundo criticón. Morir lento es verte y ser invisible a tus caricias, a tus labios sin freno, a la orgullosa necesidad de amarte, o morir.

2. No sé que sea, la pared, el espejo, el brillo de tus ojos o la eternidad de tus labios lo que me ata a este mundo virtual. Y sigo encerrado y en contemplación de ti, invisible al tacto, al tiempo, a ti. Esta ciudad tan llena de nubes me arrastra buscando tu imagen, y cuando la encuentro, lo demás, no importa, y el invisible ya no soy yo.

3. Cuando quise dejar un mensaje que llegara a tus ojos, recordé que los humanos no podemos ver de frente a ciertos ángeles de luz. Soy invisible porqué es un para siempre que no puedo cambiar; yo sé que la curiosidad por verte con estos ojos me va a matar un día a la vuelta de la esquina, pero a eso bastarían tus labios para volverme a levantar. Yo sé que alguien, a tu lado, tendrá la fortuna de ser la mano que se entrelace con la tuya, yo me quedo con el consuelo de visitarte en sueños, donde puedo existir para ti, y tú, diosa andante, atravesarás espejos y una lente vendrá a platicarme de ti, y la ciudad, primavera eterna, es solo el marco de mi imposible, de mi canción favorita sin tus labios de mar.

4. Los silencios siempre vienen de la mano de los ruidos, aunque hay teorías que sostienen que sus divorcios suelen ser específicamente alarmantes, sobre todo, cuando los ruidos les urge el silencio y cuando los silencios ansían un ruidito que les dé comezón. Por eso, cuando hay ruido en la cabeza, es difícil atraer un silencio, es más fácil quedarse callado, que el ruido crea que no hay nadie en casa, y así, triste, se escurra por la ventana hasta que tú lo vuelvas a buscar. Ese papel de resultados que esperan, sea cual sea el veredicto, nunca será un veredicto final. Ahora entiendo el alboroto que significa pensarte cuando camino por el bosque de tu luz.

martes, septiembre 2

De noche

Lo más curioso de los martes es la habilidad de ciertas gentes para saltar codiciosamente charcos de sol. Así se van siguiéndose unos a otros por las orillas de las casas, cobijándose en la sombra de los pocos edificios, como huyendo de un desayuno fugaz donde los devore la luz. Aunque hay algunos que se pierden por las rendijas de ciertas puertas, sin querer, cuando se recargan unos segundos de más, y no se les vuelve a ver. Quien sabe que será de ellos, cuando no lleguen a su oficina y cuando nunca vuelvan a tomar café. ¿Alguien lo notará? Una mano menos haciéndole la parada a la ruta y un par de pies ausentes cuando la luz verde del semáforo indique el momento de acelerar. Pero nadie, nadie que se asuste por esa breve ausencia en la ciudad. Y es que hoy de mañana me tocó observar desde primera fila la primera danza del día, el aroma a café y marraquetas en la pastelería, las peleas en las esquinas por ganarse un lugar en el tráfico, los gritos de lluvia en el viento, las turbias noticias que manchan de sangre al sol, y nada, ni nadie, que se detenga un instante a amarrarse el alma para no olvidarse jamás, ni llorar, ni desmerecer un toque, un instante de fe donde parece que ya no venden ni sueños para llevar. Llegar y ver que el rojo invadió todas las banquetas me vuelve a retorcer el estómago, los muy jodidos, habrá que treparse a las paredes hasta para caminar, para comer habitas si hay fiado y patrullas panzonas rondando por más, papeles regados y una marcha extraordinaria de ángeles de la guarda que exigen menos gente a la cual cuidar, no se vale, hay que rezarle a los gatos, a las bardas, a las flores, al sexo, a las manos cuando se entrelazan de dos, a la sencilla razón para levantarse en martes y no caer, sino andar, volar si es preciso, y empezar otra vez.

miércoles, agosto 13

Común

En el asiento de al lado, una mariposa cantaba algo triste; atrás, una sirena veía el camino con melancolía, sabía que regresando a casa, se iría para nunca más volver; y a su lado, una libélula nos enseñaba que las montañas son azules.

Algo habremos de tener en común, que todos veníamos juntos, a veces en silencio, a veces en risas y a veces en misterio, los caminos siempre acaban siendo distintos, aunque no nos guste, algo siempre habrá de recordarme lo imposible que es mantener atrapados a estos tres seres en mi navecita del color del vino.

Cuando el viento quería arrastrar el mundo, todavía nos dimos tiempo de comprar fresas y guardar el alma en una foto. Como quisiera robarme ese momento, sacarlo de un cajón cada que tenga ganas de estar bien, y... soñar, sentir, vivir.

jueves, julio 24

Cuento cursi de nubes y algodón

Se cruzaron las miradas y luego siguieron andando. Pasó un siglo antes que las dos nubes volvieran a pasar debajo del mismo cielo, y morada la tarde cruzaron los ojos otra vez. Ella se cubrió la sonrisa con una lluvia tenue, él supo que la había encontrado y desató una tormenta de azúcar contra la torpeza del mundo de los humanos, que alborotados salieron a danzarle a la noche pidiendo que la lluvia llegara al final. Las nubes se hallaron en playas descalzas y convertidas en rosa algodón, se comieron de ganas, se volvieron una sola nube de amor.

viernes, julio 18

Recuerda Memoria (parte 3 de 3)

El lado ciego de mis sentimientos suele quitarse la venda de los ojos con facilidad, y cuestionarse su imbecilidad, pero como siempre, un buen blues lo ha de calmar aunque luego venga el jazz a ponerlo como loco; un vaso verde lleno de agua, me lee la Biblia en las partes que me gustan, los renglones vacío de mi fe, de mi eterna lucha con el bufón que se rasca los pies, se acomoda la camisa y cruza las piernas para que deje de verle las medias, sentado, en su silla, reacomoda las piezas y se va a dormir, mañana vuelve siempre a despertarme con el mismo cubetazo de realidad malsana, ya sé, otra patada de vida, otro telegrama que agradece tu respiro, o lo corto, o se lo doy al muerto que te sigue esperando que caigas hecho una oruga, indefensa, y te agarre en el aire mismo que toses por ya no saber respirarlo como debe ser.

Mis emociones son un caso perdido, lo que mis manos relatan en este pedazo virtual a veces se vuelve contra mis ganas o contra mi testimonio de querer salir volando por la ventana, es entonces cuando las emociones, si están dispuestas, bien vestidas o con ganas de abandonar su juego de poker, se aprestan y se lanzan al extremo de mis ojos para volverse una, y cambiarme la cara o estremecer la planta de mis pies. En días recientes mis sueños han hecho maletas y se han marchado, para siempre volver con la misma cara de fatiga que yo cuando como atún y me siento con el control remoto en la mano que se ha olvidado de cómo cambiar los canales, de cómo cambiarle los pañales a mi tristeza, que siempre, renace cuando uno menos la espera, quisiera que la pobre se hiciera vieja, pero tengo la mala costumbre de matarla llegando a la pubertad, joven tristeza, muerta de aburrimiento por que mis ojos ya andan puestos en una ansiedad distinta, pero hecha de la misma piel.

Razones exactas para tener un "recuerda memoria" no tengo, no, creo que no, más bien la necesidad, a veces pasmosa, de que la gente sepa que a veces la cabeza me sigue dando vueltas, sigo dejando regueros de mi voz en sueños que no me pertenecen y que tengo una cajita donde guardo el aliento de mi musa preferida, Luna, y que a veces, soy poema, y salgo a caminar, y duermo, y espero, y amo, y aunque no quiera, sueño, que sueño, sueño, que soy.


(Fin)

viernes, julio 11

Recuerda Memoria (parte 2 de 3)

Hay sencillas emociones que me hacen salir a caminar sin sentido, cuadernito en mano para disimular los pensamientos de abatir el mundo de un pisotón, los pies marchan sin rumbo fijo siempre hacia arriba, hacia las nubes y pegadito a la vereda, siempre, pero no arriba, no, siempre por debajo y siempre mirando al frente y dibujando con la mirada el camino a seguir. Hay días que los caminos se pintan solos, aparecen con un rock y se filtran por la ciudad por donde haya espacio para ir cantando, yo no me bajo nunca de mis pies y apuramos el andar hasta donde casi nunca hay nada interesante que echar abajo, la ciudad a veces amanece marchita sin mi ayuda, y ahí sí, no hay nada que pueda yo hacer para detener a los bomberos que salen corriendo a apagarle el fuego al pecho de algún desdichado que se le ha ocurrido despertar soñando que se ha enamorado de una mujer. Virgen noche que acosa con su tenue respiro, es la misma que alguna vez se cayera del cielo para ser manto de quienes a veces amanecemos quién sabe dónde y quién sabe por qué con los besos amargos de yerbamala y los pies fríos y la cama pequeña y los ojos mirando la ventana como preso en el día en que los túneles hicieron fiesta por su celda, no todos los despertares son buenos, sin embargo, en una de esas, se me abre el pecho y dejo salir dos o tres risas en la cama de nadie y en la cara del mar y en mis manos frente a la computadora, frente al acantilado de siempre, haciendo cola en la misma tienda de malos recuerdos y sueños con oferta por liquidación.

Justo hace rato venía pensando, mientras corría por la calle, en lo burdo de los últimos años y lo castrosos que han sido con mi piel, con mis ojos; dos patrullas me rodeaban y veían de reojo y malagana mis zapatillas rojas, yo siempre le subo el volumen al rock pesado para no escucharme pensar, pero la lluvia grita demasiado, se vuelve voz, se vuelve quejido de placer y con la mirada fija, manejando como autómata, la mente juega sucias tretas cuando su cabello no se quiere ir, y su cara, en la velocidad, toma forma de su mirada, de la línea exacta en el límite de su boca, con los lunares de lado, esos lunares que le dan vida, con ese cabello negro que la vuelven diosa, con esa malicia que te vuelve loco otra vez, y mientras, tus manos siguen aferradas a la música que se repite y te grita que despiertes, tu salida, a la ciudad, a la realidad, al sol. Usualmente, esas caídas de la realidad se ven acompañadas de un tumulto de nadie que se asoma a ver que te sucede, luego ves que las letras (mientras sigues tirado en el asfalto y tu yo real se aleja silbando alegremente), se escapan furtivas por la coladera, con su bandera de fe y aquellos trajes hechos a la medida del ritmo que balbucean mientras amordazan la voz en el teléfono, el adiós, el porqué, el latir de un corazón distinto, perfecto, que creíste que se iría nunca jamás; el despertar es brusco, peor, cuando las luces se cuelan directo por tu cara y decides andar a las estrellas en el mismo barco de alcohol de siempre; como sea, mañana serás el mismo monigote de plastilina amoldado al quejumbroso y malformado colchón, hecho ironía, hecho trizas, sonríes y avientas lo amargo al monitor, apagas la voz, y pones al corazón en baño maría, en baño de luna, para poder dormir pensado en ella, en nada, en ti.

(continuará...)

viernes, julio 4

Recuerda Memoria (parte 1 de 3)

Razones exactas para tener este "Recuerda Memoria" no tengo, no, creo que no, más bien la necesidad, a veces pasmosa, de que la gente sepa que sigo vivo (por dentro), y la extraña urgencia de releerle y reconocerme en mis propios errores, mis propias latitudes extrañas, mis pensamientos hundidos al dolor, a la nada, a la huida diaria de mí mismo miedo de convertirme en alguna especie de óleo hecho a pincel de absurdo. Paso segundos eternos masticando mis pensamientos, triturando con los dientes la espera de un beso, que aún no llega, como algunos de ustedes deben saber, el amor se me está alejando, quizá no tanto se haya querido ir, sin embargo, sus temores se encargaron de matarlo y de recordarle a mis ojos aquella vieja canción que tanto coreaba y que nunca creí llegar a entender que un color llegara a significar tanto como para partir una vida en dos (i saw red…); luego me siento en el borde de la ventana a esperar a uno que otro ser imaginario, a épocas recientes, pasan para comprobar que mi imaginación sigue intacta, y quizá si, sigue plena, pero cada día se tuerce más y se inventa cuentos trágicos aún más absurdos que aquel de la piedra gris con las alas embarradas en la piel.

Estoy obsesionado con los principios de películas, o finales, no sé, en estos días, me declaro incapaz de ver una película completa o de sostener una conversación sin sarcasmo, suelo comparar todo con canciones y ponerle nombre distinto a cada uno de los libros en el librero, mis letras las quemo y a veces olvido mis ganas en el autobus de camino al trabajo, cuando llego de donde no fui, simplemente me encierro otra vez en esta música que se repite y ya no sabe asustar, demasiadas canciones y demasiado baile para nadie, al menos, ya de noche, me duele la espalda como si hubiera dormido en mala posición, me quedo con eso, y me trago el ensueño de esta ansia, del callo del desamor que me asemeja un grito colgándome por la espalda. A veces hasta los rasguños se empeñan en abrirse y deja entrar el sudor que no arde, da cosquillas y se vuelve sueño lúcido que me atraganta y me sofoca y me pide mi renuncia a cada sentir de los dedos de mis pies.


(continuará...)